Incorporar frutas a la dieta diaria puede reducir el riesgo de algunas enfermedades no transmisibles, como pueden ser las cardiopatías y determinados tipos de cáncer.
Cuando se consumen en el marco de una dieta saludable baja en grasas, azúcares y sal, las frutas también pueden contribuir a prevenir el aumento de peso y reducir el riesgo de obesidad, un factor de riesgo independiente de las enfermedades no transmisibles.
Además, son una fuente rica de vitaminas y minerales, fibra alimentaria y todo un conjunto de bondades nutricionales, como fitoesteroles, flavonoides y otros antioxidantes. El consumo variado de frutas ayuda a asegurar una ingesta adecuada de muchos de esos nutrientes esenciales.
Tal como fomenta en su estrategia mundial la OMS, las frutas son esenciales y un consumo diario suficiente podría contribuir a la prevención de enfermedades importantes, como las cardiovasculares y algunos cánceres. En general, se estima que cada año podrían salvarse 1,7 millones de vidas si se incrementara el consumo de frutas.
De allí que se recomienda como objetivo aumentar la ingesta de un mínimo de 400 g diarios de frutas (además de verduras) para prevenir enfermedades crónicas como las cardiopatías, el cáncer, la diabetes o la obesidad, así como para mitigar carencias de micronutrientes.
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